Lo primero que quiero decir de la novela es que me "enganchó". Es decir, cuando leía, me metía dentro. Y todos los días me ponía a leer con sensación de impaciencia, de "apetito". Los personajes me parecen muy bien caracterizados. Tienen cuerpo, sustancia. Tienen vida. Supongo que es por los diálogos sobre todo.
A Carmen Garrido me la imaginé muy bien. Su belleza, su inteligencia, su fortaleza. No hubiera perdonado que, al final, el amor entre ella y el narrador se hubiera malogrado. Que él se hubiera quedado en Sevilla, ella en Barcelona, y que el tiempo hubiera marchitado esos sentimientos. Me impacientaba cuando el narrador dejaba que esta mujer se le escapara, que no mandara al carajo la investigación para no perderla.
Al principio la voz pertenece a Eugenio. Después nos enteramos de que estamos asistiendo a la transcripción de una cinta de casete que Eugenio grabó para el narrador / investigador. Me gusta esto. Diferentes perspectivas. Como cuando leemos una carta escrita por la hija de la ama de llaves de Eugenio.
Me parece tan bien dibujada la relación de Carmen y el narrador, que supongo que hay mucho material personal ahí. Me sorprendió que el autor recurra a escenas de sexo muy explícito entre ellos. Me viene a la mente una de ellas: la que tiene lugar sobre la arena, después de que el narrador nade durante una hora. Lo que tiene lugar entre ellos es muy fuerte. Hay sentimientos profundos, pero al mismo tiempo hay algo brutal en ellos.
Intercalada con el argumento hay información histórica muy interesante y densa. Pienso en la historia de las distintas facciones dentro del bando "nacional", y las distintas conspiraciones y disensiones. Luego está el relato casi periodístico de los atentados de Atocha, y la manipulación de la información que perpetró Aznar y sus hombres.
Es inevitable hacerse esta pregunta: ¿este monstruo de don Bruno realmente existió? Supongo que sí. Esa información que el autor da sobre él ¿es de tipo documental, o la ha elaborado o conjeturado a partir de datos fragmentarios? ¿Y de verdad secuestró a una muchacha y la tuvo de esclava sexual toda la vida? ¿De verdad le arruinó la vida a su propia hija? Aparte de que el tal Bruno sea un psicópata sanguinario, lo terrible es que ese tipo tuvo siempre cancha, cobertura, protección, para hacer sus barbaridades. Describiendo estos hechos, lo que hace Federico Abad es permitirnos comprender la sociedad que engendró y engordó a don Bruno y a otros como él.
Por un lado, en la novela se nos muestra el horror que nos sobrecoge, y por otro lado, el amor, la generosidad, la empatía. El amor salva al narrador, cuya vida es un desastre, y salva también a Carmen, prisionera de la ideología de sus opresores, de una adicción, de un matrimonio destructivo. Lo peor del ser humano. Y lo mejor. La muerte y el odio, la locura. Y el amor.
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